Cambio climático y derechos humanos: una perspectiva desde México. Una reseña del capítulo del libro: Energía, cambio climático y desarrollo sostenible. Impacto sobre los derechos humanos.

Por: Observatorio de Cooperación Internacional

Simone Lucatello y María Eugenia Mesta, comienzan su capítulo: “Cambio climático y derechos humanos: una perspectiva desde México” haciendo mención que los diversos procesos industriales que surgen a finales de 1800 con los inicios de la revolución industrial fueron los que impulsaron una serie de cambios a nivel social, político, medio ambiental y económico, que provocaron una serie de alteraciones climáticas a nivel global. Dichas alteraciones, han impactado grave y negativamente en los ecosistemas, y en todas sus poblaciones, además de la atmosfera terrestre.

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Paper: CID en materia de seguridad alimentaria

“Cooperación Internacional para el Desarrollo en materia de seguridad alimentaria: El papel de la ONG ChildFund México”.

Por: Sandra Elena Silva Vázquez*

Resumen

Uno de los principales problemas de desarrollo, es el procurar la seguridad alimentaria para toda la población mundial. Algunas de las acciones para lograrlo son aquellas provenientes de la Cooperación Internacional para el Desarrollo ejecutadas por las organizaciones no lucrativas (ONG/OSC). Sin embargo, en seguridad alimentaria, la CID más conocida es la denominada cooperación multilateral, emprendida por organismos multilaterales en especial la FAO. Sin embargo y debido a los cambios de paradigma y la incursión de nuevos actores en la CID, las ONG comienzan a tener gran protagonismo con sus acciones de cooperación internacional en favor del desarrollo y de la seguridad alimentaria.

Palabras clave:

Cooperación Internacional para el Desarrollo, seguridad alimentaria, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil, huertos de traspatio, disponibilidad y acceso a alimentos, micro social, desarrollo humano, capacidades, autoconsumo.

Introducción

Existen alrededor de 815 millones de personas subalimentadas en el mundo, 42.5 millones de ellas, provienen de América Latina y el Caribe (FAO, 2017). Autores como Jean Ziegler aseguran que lo anterior se contradice al afirmar que, en el planeta, se produce suficiente comida para alimentar al doble de la población mundial, sin embargo, existe gran desigualdad en la distribución de la riqueza para la obtención alimentos (Ziegler, 2005).

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) confirma lo planteado anteriormente y argumenta que el problema recae principalmente en la distribución de estos, evidenciando la necesidad de ser más eficientes y sostenibles en las formas de producción y distribución (PMA, 2011).

De acuerdo con los dos planteamientos anteriores, se entiende que el problema que enfrentan las personas que sufren de inseguridad alimentaria se basa principalmente en el acceso económico y físico que se tenga a los alimentos y no en la cantidad de producción de estos, tomando en cuenta factores como la distribución. Los antes mencionados, son elementos que se muestran en el concepto actualmente utilizado de seguridad alimentaria.

La seguridad alimentaria se enmarca en los objetivos de desarrollo planteados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Anteriormente, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), en su primer meta establecían lo siguiente: “Erradicar la pobreza extrema y el hambre” (ONU, 2013). Más tarde se establecen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) cuya meta número dos es la siguiente: “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible” (ONU, 2015).

La Agenda 2030 y la del milenio, no son las únicas acciones de CID a favor de la seguridad alimentaria, hay algunas otras emprendidas por otras organizaciones como aquellas que pertenecen al tercer sector.

Es el interés del presente trabajo conocer dichas acciones a través de una organización seleccionada como estudio de caso, por lo tanto, se hará mención de tres variables importantes: la Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID), la seguridad alimentaria y las organizaciones no gubernamentales (ONG) u organizaciones de la sociedad civil (OSC)[1].

Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID) y las Organizaciones no lucrativas (ONG/OSC):

Desde su surgimiento al término de la segunda guerra mundial, la cooperación internacional se ha visto marcada por distintos cambios que han contribuido a la inclusión de los llamados actores no tradicionales (las ONG/OSC algunos de ellos).

La forma de cooperación tradicional, es decir la Norte-Sur buscaba generar desarrollo en los países que eran considerados subdesarrollados, es decir, aquellos provenientes del Sur. Al respecto, Duarte y González mencionan lo siguiente: “frente a este panorama impulsado por una especie de deuda histórica y moral que en términos más realistas buscaba no perder completamente la influencia sobre las excolonias…las antiguas potencias coloniales fueron las primeras en ensayar la cooperación internacional dirigida al denominado Tercer Mundo” (Duarte y González, 2014:124).

Este modelo de cooperación fue debilitándose sobre todo en los años noventa, para Dubois esta crisis responde a dos factores primordiales: primero, la deuda moral que muchos países tenían con sus antiguas colonias no era ya razón de peso para contemplar a la CID dentro de sus prioridades; el segundo factor, es el que denomina la fatiga de la cooperación, derivado de los resultados poco efectivos y eficientes hacia el impulso del desarrollo en los países del Sur (Dubois, 1995).

En esta misma época surgen nuevos paradigmas del desarrollo, como el de desarrollo humano, en gran parte gracias a las aportaciones de Amartya Sen sobre la ampliación de las capacidades de las personas como proceso de desarrollo (Griffin, 2001).

El PNUD aporta una definición de desarrollo humano que retoma el pensamiento de Sen: “El desarrollo humano comprende la creación de un entorno en el que las personas puedan desarrollar su máximo potencial y llevar adelante una vida productiva y creativa de acuerdo con sus necesidades e intereses…implica ampliar las oportunidades para que cada persona pueda vivir una vida que valore” (PNUD, 2018).

Es en la misma década de los noventa cuando existe un mayor surgimiento de las ONG y OSC en el terreno de la CID adquiriendo gran protagonismo. Bombarolo aporta algunas explicaciones sobre las posibles causas de este fenómeno: una de ellas es la crisis del Estado de bienestar, las demandas de la sociedad civil por ocupar espacios públicos y atender necesidades sociales surgidas muchas veces de los problemas sociales a enfrentarse (Bombarolo, 1995: sp).

Las ONG surgen de circuitos de cooperación oficial para apoyar proyectos sociales emprendiéndolos de manera micro social, teniendo relaciones internacionales y locales y sus programas de desarrollo se ajustan a ambos ámbitos (Becerra et al, 1997).

Dichas organizaciones son de carácter privado y son actores sociales con fines solidarios y altruistas (Jerez y Revilla, 2012). Tienen la característica también de tener voluntarios o voluntarias entre sus integrantes y ser organizaciones autónomas (Salamon, 2001).

En la actualidad, la mayoría de las ONG/OSC orientan sus actividades a tres principales esferas de participación: 1) el desarrollo (local o comunitario), 2) la lucha por la profundización de la democracia y 3) el enfoque de derechos. (Sánchez, 2012).

En la CID, las organizaciones no lucrativas han tenido participación internacional en diversos foros donde se enfatiza participación de la sociedad civil como actor primordial para el logro de objetivos del desarrollo como el Foro Internacional sobre Sociedad Civil y Eficacia de la ayuda de 2008, por poner un ejemplo.

Igualmente han tenido participación importante dentro de la FAO en temas de seguridad alimentaria, en 2012 el organismo cedió una oficina de enlace y espacio de trabajo a las organizaciones provenientes de la sociedad civil, entre muchas otras actividades de las cuales, las organizaciones han sido parte (FAO, 2013).

Seguridad alimentaria:

 El concepto de seguridad alimentaria se ha transformado desde su introducción en los años setenta. Su evolución ha sido parte de un continuo de sucesos y aportes que han permitido su definición actual. La más recurrida y en la que se basa este trabajo, es la introducida por la FAO.

El siguiente cuadro muestra la evolución en las definiciones de seguridad alimentaria. En los años setenta, el centro de estudio de la seguridad alimentaria era la disponibilidad, posteriormente, en los años ochenta se entiende que el principal problema era el acceso físico y económico a los alimentos ya sea de manera individual o familiar, y más tarde, en los años noventa, los componentes de inocuidad y utilización biológica complementan el concepto actualmente establecido:

CUADRO 1: Evolución del concepto de seguridad alimentaria

AÑO CONCEPTO
1974 “disponibilidad en todo momento en el mercado mundial de suministros de alimentos básicos para sostener el consumo creciente y contrarrestar las fluctuaciones en producción y precios” (FAO)
1983 “…asegurar que todas las personas en todo momento tienen acceso físico y económico a los alimentos básicos que necesitan” (FAO)
1986 “acceso a todas las personas, en todo tiempo, a cantidades de alimento suficientes para una vida activa y saludable” (BM)
1996 “existe cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana”. Sus elementos son: la disponibilidad, el acceso físico y económico, la utilización de alimentos y la estabilidad en los tres componentes anteriores (FAO).

Fuente: Elaboración propia con información de FAO y BM

La mayoría de las personas subalimentadas en el mundo, se ubican en las zonas rurales donde la obtención directa de alimentos y de ingresos está basada en la agricultura y la ganadería. El desarrollo en el sector agrícola no es suficiente para fomentar la seguridad alimentaria de las comunidades, también es necesario incrementar el consumo de alimentos de las familias pobres y crear medios sostenibles para ello (FAO, 1992). Para la FAO, “el estado nutricional de la población debe considerarse como indicador fundamental de desarrollo” (FAO, 1992: sp).

Las familias que habitan en zonas rurales se alimentan principalmente de lo que obtienen para autoconsumo, sin embargo, su productividad muchas veces no es óptima por lo que algunas sufren de subconsumo de alimentos (Gasca, 2003).

Para poder obtener dichos alimentos, las familias rurales recurren a los huertos de traspatio o huertos familiares. El huerto “es considerado un agroecosistema y ha sido incluido en programas gubernamentales con el fin de mejorar la seguridad alimentaria y contribuir a la reducción de la pobreza” (González et al, 2013: 147)

Ahora bien, en párrafos anteriores se han mencionado las variables que son del interés de este trabajo. La ONG seleccionada fue ChildFund México, establecida hace más de 40 años en el país. Es una organización proveniente de Estados Unidos y cuyo objetivo es la defensoría de los derechos de la niñez y el desarrollo. Trabaja en los 7 estados más pobres de la República Mexicana, incluyendo Puebla y Chiapas donde se desarrollaron los proyectos de seguridad alimentaria que fueron analizados (ChildFund México, 2018).

Los dos proyectos analizados tienen similitudes y diferencias, sin embargo, el objetivo y las formas de trabajo fueron las mismas:

 CUADRO 2: Proyectos analizados

Proyecto Chiapas Proyecto Puebla
El proyecto de apoyo a comunidades de Tapachula nace en 2014 bajo una alianza entre grupo Herdez y ChildFund México.

Tenía como objetivo mejorar la nutrición de niños y niñas de 0 a 12 años y sus familias, promover el autoconsumo y producción de propios alimentos, con ello generar ahorro a las familias y posteriormente la posibilidad de vender sus productos (hortalizas, gallinas y huevo). Lo anterior mediante la construcción de huertos de traspatio y granjas, así como capacitación técnica.

El proyecto de desarrollo comunitario de Huehuetla inicia en 2011, gracias a una alianza entre Compartamos Banco y ChildFund México y ejecutado por la OSC “Niños Totonacos A. C.”

Bajo el mismo diseño, el proyecto buscaba atender a familias de 18 comunidades, instalando huertos de traspatio y granjas, capacitando a las familias en seguridad y soberanía alimentaria. la población objetivo eran familias con menores de 0 a 12 años. El proyecto ya no está vigente.

 Fuente: Elaboración propia con datos de ChildFund México 2011 y 2013

 

Para poder analizar ambos proyectos se recurrió a una matriz de fortalezas y debilidades y se mencionaron características identificadas tanto en los documentos compartidos como en las entrevistas semiestructuradas realizadas a los coordinadores y encargados, igualmente se identificaron puntos importantes sobre el trabajo de la ONG respecto a la seguridad alimentaria

A continuación, se presenta el resumen de las matrices de análisis construidas:

CUADRO 3: RESUMEN DE ANÁLISIS

ASPECTOS IDENTIFICADOS
Promueven el desarrollo de las comunidades a nivel micro social, si se considera que el concepto de desarrollo humano parte de que se debe crear un entorno para que las personas desarrollen su potencial y amplíen sus oportunidades.

-Confirman en cierta medida lo siguiente: “Un proyecto de cooperación al desarrollo, según el enfoque de Sen, debe expandir las capacidades y agencia de las personas. Es decir, se deben ampliar las opciones reales y valoradas por las personas a la vez que aumentar sus habilidades para ayudarse a sí mismas y que se conviertan en agentes de cambio” (Fernández, Hueso y Boni, 2012: 1544).

-Cumplen con el principio de apropiación. Las familias fueron capacitadas para obtener conocimientos que les permitirán aplicarlos incluso cuando la ONG finalizara su participación. En el caso de Puebla, el proyecto fue implementado primero por la OSC y en ambos casos, ejecutado por los mismos beneficiarios.

-La seguridad alimentaria en México, sobre todo en zonas rurales, es un problema principalmente de acceso ya sea físico o económico, por lo tanto, la efectividad de estos proyectos recae en que la producción de alimentos, por parte de la propia familia, generando canales productivos directos que permiten igualmente un acceso físico directo a alimentos. Lo anterior no responde a la necesidad de las familias a mejorar su poder adquisitivo, pero si promueve el ahorro, permitiendo que algo del dinero utilizado en alimentos y transporte para adquirirlos, sea utilizado en otros servicios. Es decir, se apoya el autoconsumo, que es una característica de la mayoría de las familias rurales.

-Los proyectos dependen de la participación de las familias lo que lo hace depender a su vez de la asistencia, interés y disponibilidad de las personas participante, implica una labor de convencimiento y trabajo constante para los colaboradores.

-Los proyectos tienen un alcance pequeño, lo cual en términos generales probablemente no tenga un impacto a nivel municipio en cuanto a promedios reales de medidas como seguridad alimentaria o desarrollo ya que es realizado en pequeñas comunidades y a un número reducido de personas.

-La organización interpreta a la seguridad alimentaria primeramente desde su disponibilidad y acceso físico por lo cual recurre a la construcción de huertos y granjas de traspatio, medida que también fue fomentada por el PESA en su momento, pero la organización lo realiza a nivel micro social y que es identificada como una de las estrategias para obtener alimentos por parte de las familias rurales.

-La organización concibe que la seguridad alimentaria es el eje central de promoción del desarrollo, partiendo de que el implementar proyectos de esta índole coadyuvará a la mejora en la economía de las personas y mejorará la nutrición de las familias, lo cual coincide con lo dicho por la FAO cuando argumenta que el estado nutricional de una población, debe ser un indicador de desarrollo.

Fuente: Elaboración propia

 

CUADRO 4: COMPONENTES DE SEGURIDAD ALIMENTARIA

COMPONENTE DE SEGURIDAD ALIMENTARIA CARACTERISTICAS DEL PROYECTO
Disponibilidad La obtención de sus propios alimentos para autoconsumo (sin embargo, no supone la disponibilidad de todos los alimentos que conformarían la canasta básica y sólo aquellos que se plantan y producen como el huevo y la carne de pollo y las hortalizas producidas)
Acceso físico y económico  Los proyectos promueven la producción de alimentos, omitiendo los gastos de transporte para obtener comida y el de la compra. Los proyectos buscan el ahorro económico y promueven el acceso físico de los alimentos, no generan ingreso (la comercialización no ha sido bien establecida)
Utilización de alimentos La vigilancia nutricional, las asesorías nutricionales y los alimentos que se ha buscado plantar con el fin de obtener micronutrientes, pueden ser elementos que faciliten el cumplimiento de este aspecto, así como el tomar en cuenta los productos propios de la región y la dieta de las familias, para cultivar productos que fueran culturalmente aceptables
Estabilidad en los componentes

Por ser proyectos con ciertas características, dependerá de las condiciones en que la comunidad siga trabajando y la organización apoyando el mismo o bien evaluando su impacto.

 Fuente: Elaboración propia

 

 

Si bien el análisis de los proyectos fue basado principalmente en la seguridad alimentaria y el desarrollo humano, también existieron algunos cuestionamientos sobre la forma de trabajo de ChildFund México. Una observación fue la falta de interés por realizar evaluaciones de impacto que permitieran saber si efectivamente la vida de las familias beneficiarias mejoró, lo cual debería ser el principal objetivo de un proyecto de cooperación. O bien, hacer evaluaciones para conocer si el proyecto es sostenible. Otro cuestionamiento es el saber, si por la naturaleza de las organizaciones y su dependencia de recursos de los donadores, en cierta medida se conviertan en fábricas de proyectos, que buscan constantemente generarlos para obtener recursos y continuar vigentes y funcionando.

Algunas conclusiones surgidas del trabajo de investigación destacan la importancia de la seguridad alimentaria como indicador de desarrollo, los proyectos de cooperación sobre ese tema deben entonces estar ligados no sólo a promover una buena alimentación, sino que esta sea constante sin limitantes de acceso y disponibilidad de alimentos. Igualmente, cabe destacar que los proyectos presentados fueron ejecutados en áreas muy reducidas a un pequeño grupo de personas, y si bien por su naturaleza es posible replicarlos, es probable que no contribuyan a crear un gran impacto en los indicadores estatales de seguridad alimentaria.

Es también relevante recalcar que la seguridad alimentaria en un país tiene también relación con los ingresos de las personas, la distribución de alimentos sobre todo en aquellas zonas apartadas, el consumo y lo hábitos alimenticios (Torres, 2003)

Por último, cabe recalcar la importancia de las personas en los proyectos de cooperación como protagonistas de su propio desarrollo, independientemente de teorías o debates o incluso de estadísticas. El desarrollo humano en un proyecto resalta la necesidad de elevar las capacidades de las personas para que lo anterior pueda ser alcanzado.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Becerra et al (1997) “Organismos no gubernamentales: Definición, presencia y perspectivas” (p. 117-131) Recuperado de http://historico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/28/pr/pr35.pdf (24 septiembre 2017)

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ChildFund México (2017) “Hoja de Datos”

ChildFund México (2017) “Programa de desarrollo comunitario en comunidades de Tapachula”

ChildFund México (2018) “Desarrollo comunitario en Tapachula”

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M Salamon, L. (2001). La sociedad civil global. Las dimensiones del sector no lucrativo. Fundacion BBVA/BBVA Foundation.

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Torres, F. T., & Trápaga, Y. (2003). Seguridad alimentaria, seguridad nacional. Plaza y Valdés.

Ziegler, J. (2005). L’empire de la honte (p. p173). Paris: Fayard. Traducción propia

[1] En el presente trabajo se utilizarán ambos términos, ONG y OSC. Recurriendo a Mochi y Girardo que enfatizan que las ONG son aquellas organizaciones que surgen del Norte mientras que las OSC son aquellas provenientes de los países del Sur, algunos autores no hacen esta diferenciación, sin embargo, para términos prácticos será usada en este texto. (Mochi y Girardo, 2012).


* Maestra en Cooperación Internacional para el Desarrollo por el Instituto de investigaciones Dr. José María Luis Mora.

 

 

Paper: Experiencias de cooperación tras el sismo #7S

En búsqueda de experiencias de cooperación tras el sismo del 7 de septiembre de 2017: el proyecto Taishin

Por: Diana Karina Gómez Gaitán*

Resumen

El sismo del 7 de septiembre impactó fuertemente a Chiapas y Oaxaca dejando a un número importante de personas sin vivienda. Tras identificar los factores que contribuyeron al derrumbe o deterioro de las viviendas el gobierno mexicano examinó diferentes alternativas de reconstrucción. Este artículo retoma la experiencia del Proyecto Taishin en el cual se desarrollaron sistemas constructivos especializados para viviendas populares sismo-resistentes, mismos que podrían ser replicados en México para su reconstrucción.

Palabras clave: Cooperación, Sismo 7 Septiembre, Desarrollo, Proyecto Taishin.

Los sismos son uno de los fenómenos naturales que dependiendo de su magnitud y características conllevan diversas afectaciones desde económicas, políticas, sociales, hasta ambientales en las comunidades y territorios que impactan como lo son la pérdida de vidas, la pérdida de viviendas, escuelas, negocios, caminos, las afectaciones en la biodiversidad, etc. Los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017 han sido la experiencia devastadora más reciente que México ha vivido después del sismo de 8.1° en la escala de Richter registrado el 19 de septiembre de 1985. Con 8.2° de magnitud, Chiapas y Oaxaca fueron los principales estados afectados por el sismo del 7 de septiembre, mientras que un sismo de 7.1° afectó más directamente a la Ciudad de México, Morelos, Estado de México, Puebla y Guerrero el día 19 de ese mismo mes. En términos de afectaciones humanas, el gobierno de México registró 102 víctimas mortales en el primer sismo y 369 para el segundo.

Uno de los agravios más importantes para la calidad de vida de las personas afectadas por los sismos fue la pérdida total o parcial de sus viviendas. En el caso de Chiapas y Oaxaca –los estados más afectados en este rubro- el “Censo de viviendas y acciones para la reconstrucción: transparencia y rendición de cuentas” (2018) publicado por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) informó que hubo afectaciones totales o parciales en 58,366 viviendas en Chiapas y en 63,335 viviendas en Oaxaca. Por lo cual, una vez terminado el proceso de resguardo de la población y el registro de daños era necesario plantear un programa de reconstrucción adecuado para cada situación.

En el caso de Chiapas y Oaxaca la combinación de factores como la autoconstrucción, los materiales utilizados y la antigüedad fueron las causas principales del derrumbe o deterioro de las viviendas. En varios casos las viviendas construidas carecían de una planeación o proyecto arquitectónico y estructural. Con base en ese diagnóstico se consideró importante evaluar una de las experiencias de cooperación técnica en materia de construcción de viviendas sismo-resistentes en la que México participó junto con Japón en El Salvador a partir de los sismos de 2001. El proyecto fue nombrado “Mejoramiento de la Tecnología para la Construcción y Difusión de la Vivienda Popular Sismo-resistente”, mejor conocido como el proyecto Taishin.

En 2001 El Salvador fue severamente afectado por dos sismos, el primero de ellos ocurrió el 13 de enero, mientras que el segundo ocurrió exactamente un mes después. Durante el primer sismo, el mayor impacto fue en la zona central y costera del país; uno de los mayores desastres de ese sismo fue sin duda el alud de tierra en la colonia Las Colinas en Santa Tecla, el cual arrastró consigo alrededor de 200 viviendas y causó el 58% de las 944 muertes registradas. Para el segundo sismo -con epicentro en la zona paracentral del país, caracterizada por una mayor población rural- el mayor número de muertes fue causado por fallas estructurales en las viviendas construidas con adobe[1] y bahareque[2] (SNET, 2004). El saldo de ambos sismos ascendió a 1,259 víctimas mortales y 334,961 viviendas afectadas (MARN, 2013).

Las Colinas, Santa Tecla posterior al sismo del 13 de enero

 

Fuente: Prensa Libre, Hemeroteca PL.

Dentro del análisis realizado por el gobierno salvadoreño posterior a los sismos del 2001 se observó que el 31% del total de las viviendas en el país estaba construido con adobe y bahareque (SNET, 2004); porcentaje que se encontraba mayormente concentrado en la zona paracentral del país. La razón de ello consiste tanto en las características territoriales de las comunidades –son de muy difícil acceso-, la situación económica de la población, la escasa provisión de servicios públicos y la cuestión cultural.

La tierra, el bambú y la madera, al ser materiales de fácil acceso y bajo costo para las comunidades rurales, hacía que la autoconstrucción de viviendas con los mismos fuera y siga siendo una práctica común; por ende, el factor que determinaría la eliminación o reducción del riesgo en las viviendas construidas con esos materiales sería la capacitación técnica. A partir de ello, el gobierno salvadoreño se acercó al gobierno japonés y al mexicano para solicitar un estudio sobre las mejores técnicas de construcción de viviendas de adobe sismo- resistentes.

En el marco del Programa Conjunto de Cooperación México-Japón hacia El Salvador, en 2003 dio inicio la primera etapa del Proyecto Taishin (2003- 2008) con el propósito de “promover tecnologías sismo-resistentes y desarrollar, de forma progresiva, los elementos necesarios para la implementación de estas tecnologías en la construcción de viviendas más seguras, y que éstas puedan mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables afectadas constantemente por fenómenos naturales extremos, como los terremotos” (FUNDASAL, 2013, p. 3). Dentro del proyecto participaron investigadores y especialistas de la Universidad de El Salvador (UES), la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), el Viceministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano (VMDU) y la Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima (FUNDASAL); por parte de Japón participó el Instituto de Investigación sobre construcción BRI del Japón; y por parte de México el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED).

Dentro de la primera etapa del proyecto se estudiaron cuatro sistemas constructivos de vivienda popular: bloque panel, adobe, suelo cemento y bloque concreto. (FUNDASAL, 2013).

Pruebas de sismoresistencia en Universidad de El Salvador

Fuente: propia

Todos ellos se pusieron a prueba en el Laboratorio de Estructuras Grandes (LEG) ubicado en la UCA y en la mesa inclinable en las instalaciones de la UES, esto con el objetivo de medir el comportamiento sísmico de la vivienda bajo diferentes características y construida con diferentes materiales. Con base en los resultados encontrados en esa primera fase, en 2009 dio inicio a una segunda fase que tenía como uno de sus objetivos difundir las normas técnicas establecidas para la construcción de una vivienda de adobe reforzado capaz de resistir movimientos telúricos.

Con la participación y acreditación del Viceministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano de El Salvador se construyeron casas modelo, se difundieron manuales de construcción y se realizaron talleres y seminarios para el sector técnico, académico y comunitario (FUNDASAL, 2013). Las imágenes a continuación muestran dos de los materiales a través de los cuales se difundió la información de la manera más gráfica y con lenguaje lo más sencillo posible.

Ficha técnica y Manual del Sistema Constructivo de adobe reforzado y sismo-resistente

FUNDASAL, que tiene como misión “Potenciar la producción social del hábitat sustentable, a través de la generación de procesos de participación protagónica y organizada de la población empobrecida, para el cumplimiento del derecho humano al hábitat” (2017), ha implementado y difundido este sistema constructivo en diversas comunidades rurales en El Salvador. Su modelo de enseñanza- aprendizaje garantiza la apropiación del proyecto por parte de las personas beneficiarias.

Hasta noviembre de 2017 FUNDASAL informó extraoficialmente haber construido más de 500 viviendas bajo ese sistema. El proceso de construcción de este tipo de vivienda en FUNDASAL se encuentra bajo el Programa Integral de Asentamientos Humanos en el cual no se trata únicamente de la construcción de la vivienda, sino también de la construcción de una comunidad más integral. Antes de iniciar el proyecto de construcción, FUNDASAL entra a la comunidad en donde se va a implementar el proyecto para conocer el entorno inmediato en el que se encuentra, los recursos que tienen a su disposición, las actividades económicas y culturales que se practican y la dinámica al interior de la comunidad. De modo que, al organizar la construcción de la vivienda se trabaja bajo el compromiso de la ayuda mutua, en donde una familia ayuda a construir la vivienda de otra familia y una vez que esa vivienda está terminada se apoya en la construcción de la vivienda de la otra. En la imagen mostrada a continuación se puede observar la construcción de una de esas viviendas detrás de la vivienda de adobe no reforzado.

Estas viviendas cuentan con un solo piso y con tres módulos en su interior (habitaciones). En promedio, una vivienda utiliza alrededor de 2,500 adobes; otro número importante de varas de castilla (bambú) que se utilizan para los refuerzos verticales y horizontales de los muros; piedra para la cimentación; y concreto en menor cantidad.

Cabe mencionar que la asesoría técnica está presente en todo momento hasta que se genera un mecanismo permanente de intervenciones conformado por los mismos miembros de la comunidad que han adquirido el conocimiento en su totalidad. Ello garantiza que el proyecto se pueda seguir replicando sin la necesidad de la presencia de FUNDASAL.

Dado que tanto Chiapas y Oaxaca, así como El Salvador se ubican en una importante región sísmica y buena parte de su población comparte similares técnicas en la autoconstrucción de sus viviendas, evaluar la posibilidad de replicar del proyecto Taishin en ambos estados mexicanos resulta inobjetable. Bajo esa lógica, una delegación mexicana compuesta por miembros de CENAPRED, AMEXCID, FONATUR y SECTUR viajó a El Salvador en noviembre de 2017 en busca de asesoría técnica para integrar una propuesta de diferentes sistemas constructivos de adobe que permitieran una reconstrucción de viviendas seguras para las poblaciones afectadas en el istmo de Tehuantepec.

De acuerdo con lo anunciado por el gobierno mexicano, los propietarios de viviendas afectadas por los sismos recibirían un apoyo a fondo perdido por parte del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) de $15,000.00 MXN por daño parcial y de $120,000.00 MXN por daño total. En el caso del daño parcial se realizaría el pago en una sola exhibición, mientras que para las viviendas con daño total se realizaría el pago en cuatro exhibiciones de las cuales los montos se dividirían en pago en efectivo y pago en materiales de construcción. (Gobierno de la República, 2017) Sin adentrarse en el tema de la entrega de los recursos y el tipo de selección que se realizó para la entrega de los mismos, lo cierto es que la gente con o sin apoyo del gobierno tenderá a autoconstruir su propia vivienda, de manera que instituciones como la SEDATU deberán garantizar la oferta de asistencia técnica adecuada a las necesidades y posibilidades de la población para una reconstrucción segura de sus viviendas.

Bajo el desconocimiento del avance de esta iniciativa para los procesos de reconstrucción de viviendas en ambos estados, es importante rescatar las lecciones que la delegación mexicana aprendió sobre el desarrollo del proyecto Taishin en El Salvador:

  1. Existe la disposición por parte del gobierno salvadoreño, a través del Ministerio de Obras Publicas y el Viceministerio de Vivienda y Desarrollo Territorial, de ofrecer cooperación técnica a México para la reconstrucción de viviendas sismo-resistentes.
  2. Existen organizaciones como FUNDASAL que cuentan con el expertise en materia de viviendas construidas con materiales naturales.
  3. La construcción de viviendas con materiales como la tierra, el bambú y la paja, pueden ser sumamente resistentes y seguros si se utiliza la técnica adecuada para la producción de los adobes y la construcción de la vivienda.
  4. El proceso de reconstrucción de las viviendas puede generar un fortalecimiento de la cohesión social de las comunidades.
  5. La construcción de viviendas con adobe reforzado mantiene las costumbres y tradiciones de la comunidad, a la vez que garantizan mayor seguridad.
  6. Este tipo de viviendas promueven la sustentabilidad medioambiental al utilizar recursos naturales al alcance de la población.
  7. Por último, pero no menos importante, existe una trasferencia de tecnología que genera capacidades propias de construcción garantizando la construcción de una vivienda adecuada a sus necesidades a la vez que evita la necesidad de contratar a una empresa privada.

 

Referencias:

  1. FUNDASAL (2017), Misión. Recuperado de: https://fundasal.org.sv/mision-vision/
  2. FUNDASAL (julio 2013), La construcción con tierra: una alternativa sustentable para el mejoramiento del hábitat rural y la prevención del mal de changas. Carta Urbana No. 167.
  3. Gobierno de la República (2017), Fuerza México. Recuperado de: https://www.gob.mx/fuerzamexico/
  4. MARN (2013). Cronología de sismos destructivos en El Salvador. Estadística de Registros. Recuperado de: http://www.marn.gob.sv/cronologia-de-sismos-destructivos/ MARN-Servicio Nacional de Estudios Territoriales (SNET).
  5. Prensa Libre (2018), Terremotos sacuden El Salvador en febrero de 2001. Recuperado de:  https://www.prensalibre.com/hemeroteca/terremoto-en-el-salvador-2001
  6. SEDATU (13/102017), ¿Sabes cuántas viviendas se vieron afectadas tras los sismos de septiembre?, recuperado de: https://www.gob.mx/sedatu/es/articulos/sabes-cuantas-viviendas-se-vieron-afectadas-tras-los-sismos-de-septiembre?idiom=es
  7. SEDATU (2018), Censo de Viviendas Dañadas por los Sismos del Mes de Septiembre de 2017, recuperado de: http://transparencia.sedatu.gob.mx/
  8. SNET (2004), Sismos en El Salvador 1900-2001: contexto. Recuperado de: http://www.snet.gob.sv/Riesgo/analisis/SISMOSELSALVADORyCA.pdf, Servicio Nacional de Estudios Territoriales, El Salvador.

[1] Bloque sólido de tierra.

[2] Técnica mixta de madera- bambú- tierra.

*Maestra en Cooperación Internacional para el Desarrollo por el Instituto Mora y especialista en Desarrollo Social por la Universidad Nacional Autónoma de México. Líneas de investigación: desarrollo social y cooperación en la región mesoamericana.

https://www.ceibal.edu.uy/es/articulo/el-aporte-de-plan-ceibal-los-objetivos-de-desarrollo-sostenible