Nueva Zelandia y las energías renovables

Nueva Zelandia y la Iniciativa Regional sobre energías renovables en Oceanía: Logros y retos para 2020.

Francisco Javier Leyva Ortiz*

 

Resumen

En el presente trabajo, se describe cómo ha sido la cooperación neozelandesa en las islas del Pacífico Sur a lo largo de la historia y cómo se empieza a apostar por una Iniciativa Regional, en específico, en energías renovables, a partir de la Cumbre del Pacífico sobre Energía en 2013. Se analizan sus resultados en el primer trienio (2016) y cuáles son los motivos de dicho país para apostarle a este programa, tanto en desarrollo sostenible, como de inversión, en miras de que en 2020 se cumple su segunda etapa.

Palabras clave: Nueva Zelandia; Regional; Energías renovables; cooperación; desarrollo sostenible; Agenda 2030, ODS.

 

Introducción

Una de las principales y más recientes estrategias que ha usado Nueva Zelandia en la cooperación internacional para el desarrollo (CID) de Oceanía, es la instalación de tecnología productora de energías renovables. En 2013, se organizó en Vancouver, Canadá, the Pacific Energy Summit (por su traducción, Cumbre del Pacífico sobre Energía) y a partir de este momento, crea una Iniciativa Regional cuya finalidad es convertir al continente en la zona con menos combustibles fósiles en el mundo. Sin embargo, ¿realmente esto es con fines de alcanzar el desarrollo sostenible y mitigar los efectos del cambio climático en la zona?

 

Nueva Zelandia y la CID

Si bien podría parecer que por su situación geográfica, aislada del mundo, tendría un papel similar en la política internacional, cada década, su rol aumenta y se diversifica en todo el mundo. Según Wayne Mapp (2014) “durante sus primeros años de asuntos exteriores de Nueva Zelandia se extendieron a los asuntos exteriores del Reino Unido, pero después de la Segunda Guerra Mundial y después de la Guerra Fría” (P. 5). Sin embargo, hoy en día, los intereses de la nación kiwi son más independientes y con mayor peso político, especialmente en el Pacífico Sur.

Desde que Nueva Zelanda obtuvo su independencia, ha brindado cooperación internacional para el desarrollo (CID) a los países y territorios de Oceanía, comenzando con sus propios Estados autónomos y territorios (Islas Cook, Niue y Tokelau) y más tarde, la extendió sobre todo el continente. Si bien es cierto que su CID se ha expandido a lo largo y ancho del mundo, dicha región sigue siendo la prioritaria y al mismo tiempo, la de mayor desafío, especialmente ahora, en la lucha contra los efectos del cambio climático.

Las prioridades regionales de la ayuda de Nueva Zelanda se encuentran en el sitio web oficial de su Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio, en su Plan Estratégico del Programa de Ayuda (Aid Program) (2015):

Las asociaciones con países donde tenemos nuestros programas de ayuda más amplios se ven reforzadas por Compromisos Conjuntos para el Desarrollo o documentos equivalentes. Estos compromisos de alto nivel ofrecen una visión integrada de las inversiones en ayuda de Nueva Zelanda, resumen el proceso de diálogo sobre políticas y establecen responsabilidades y resultados mutuos. Nueva Zelanda tiene actualmente esta forma de asociación con las Islas Cook, Indonesia, Kiribati, Niue, Papúa Nueva Guinea, Samoa, Islas Salomón, Timor Oriental, Tonga, Tokelau, Tuvalu y Vanuatu. Anticipamos un enfoque similar con Fiji y Myanmar. En Afganistán, Camboya, Laos, Filipinas, Nauru y Vietnam, mantenemos una cartera de ayuda de países específicos. En países de África, América Latina y el Caribe invertimos en iniciativas individuales. En el Pacífico Norte, apoyamos pequeños proyectos. (P. 6).

Ya desde 1947, su primer año como país independiente, apostaba por la cooperación multilateral para brindar apoyo a la zona. Se unió a Australia, Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos para formar la Comisión del Pacífico Sur (SPC, por sus siglas en inglés), un organismo regional para promover el desarrollo de la zona. Ahora, en el siglo XXI, el tema de desarrollo en Oceanía ha estado muy vinculado al tema del cambio climático. Según la página oficial de dicho organismo (2019).

SPC se compromete a reforzar la asistencia técnica y la coordinación estratégica para diseñar e implementar proyectos de adaptación y mitigación del cambio climático en nuestra región en asociación con nuestros miembros y donantes con su Nuestro Programa de Cambio Climático y Sostenibilidad Ambiental (CCES, por sus siglas en inglés).

Para ello, habrá que analizar el tipo de actividades y temas que aborda. El MFAT define doce prioridades de inversión, donde se muestra que “la agricultura y la energía renovable son las prioridades en los próximos años” (MFAT, 2019) así como la promoción de una mejor coordinación entre los donantes en el Pacífico para maximizar el impacto de la ayuda en los próximos años. Pero ¿Por qué esas áreas? Kelly (2011) menciona que:

Muchos años antes de que la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero se convirtiera en un importante motor para el desarrollo de energía renovable, Nueva Zelanda adoptó tempranamente varias tecnologías de energía alternativa, en particular la hidroelectricidad y la energía geotérmica. Ha alcanzado un nivel del 60% de la generación eléctrica total a partir de dichas fuentes, y ahora persigue un objetivo del 95% de la generación eléctrica a partir de energía renovable, que se alcanzará en quince años. En los últimos años, sin embargo, el desarrollo de las energías renovables se ha retrasado en comparación con otros países, particularmente en campos como la energía eólica. (P. 2501).

En este sentido, cuando se realizó la Cumbre del Pacífico sobre Energía en 2013, el país tomó un importante papel como líder, tanto en la materia, como en la región del Pacífico Sur.

 

Los efectos de la Cumbre del Pacífico sobre Energía

El propósito de dicha Cumbre, según la página oficial, es “forjar la cooperación transpacífica para una nueva era energética” (Pacific Energy Summit, 2019). En la página oficial, se describen los objetivos que surgieron a raíz del evento (2019):

  • Ayudar a los países insulares del Pacífico a avanzar hacia sus objetivos de energía renovable.Ayudar a los países insulares del Pacífico a avanzar hacia sus objetivos de energía renovable.
  • Proporcionar un foro para que los países insulares del Pacífico presenten sus planes y objetivos energéticos para atraer la inversión y la experiencia de los donantes y del sector privado para avanzar en esos planes.
  • Reunir a los donantes bilaterales y multilaterales y al sector privado en un evento que inspira y facilita la inversión en energía renovable en el Pacífico.
  • Mostrar proyectos, servicios y tecnologías de energía renovable del sector público y privado.
  • Generar resultados tangibles con nuevas relaciones establecidas, proyectos y tratos negociados.

No se menciona en ningún momento el concepto de cooperación internacional para el desarrollo (CID), por lo que se puede interpretar que como tal, era más un escenario para tratar temas de inversión, que de una Cooperación Norte – Sur. Tampoco se hace mención del concepto desarrollo sostenible, a pesar de que la temática gira en torno a energías renovables. Se usa la palabra donantes en varios puntos, pero también hablan sobre inversión y tratos.

En este sentido, hay mucho que se puede cuestionar a este foro. A pesar de ello, la idea de reunir a los sectores público y privado y a los países más vulnerables de la región para que busquen su crecimiento económico, no deja de ser un área de oportunidad. Según la página oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio de Nueva Zelandia (MFAT) (2019):

En la Cumbre, los países del Pacífico presentaron 79 proyectos de energía con los socios e inversores interesados en el desarrollo. Se llevaron a cabo alrededor de 850 reuniones de empresa a empresa que brindaron a los donantes y al sector privado oportunidades para identificar proyectos de asociación y colaboración. La Cumbre superó las expectativas: los socios y los donantes respondieron con un sobre de financiamiento de NZ $635 millones (USD500 millones). Esto incluye NZ  $255 millones en subvenciones y NZ  $380 millones en préstamos en condiciones favorables suficientes para respaldar más de 40 de los proyectos propuestos en los próximos tres años.

Tanto interés tuvo Nueva Zelandia en el avance de este programa, que Auckland se convirtió en la sede de la Segunda Conferencia de Energía del Pacífico, en 2016 y decantaría en la creación de su Iniciativa Regional sobre Energías Renovables. Según el MFAT (2019):

Los compromisos de financiamiento de más de $635 millones para una gama de proyectos innovadores de energía renovable mostraron que los donantes y el sector privado estaban preparados para respaldar la ambición y el liderazgo demostrado por los gobiernos del Pacífico. […] Tres años después, se ve un cambio marcado en la región. Los atolones completos ahora son 100% renovables, muchas más personas tienen acceso a energía limpia y confiable, la cantidad de diésel importado para la generación de electricidad ha disminuido drásticamente y los países del Pacífico ahora pueden gestionar mejor los impactos del cambio climático.

En este sentido, el MFAT realizó en 2016 un documento (Pacific Energy Country Profiles) describiendo la situación de los Estados que fueron beneficiados a partir de 2013, por el proyecto y cuáles son las metas a cumplir para 2019. Si se toman los documentos de ese archivo y se vacían en un mismo recuadro (Figura 1) se puede percibir la etapa inicial del programa para 2013, cuánto se logró cumplir para 2016 y cuál es la meta para 2020.

Se percibe que la mayoría de los países ni siquiera contaban con energía eléctrica propia. Sólo siete países se acercan o superan el 98%. Por lo tanto, el principal objetivo no es remplazar el uso de energía fósil, a diferencia de otros países del mundo, sino que el programa está encaminado a construir, desde cero, plantas que proporcionen energía a ciertos archipiélagos donde no existen las condiciones básicas para la vida de los habitantes. De aquí parte la inversión neozelandesa en la región.

Por otro lado, sólo tres países contaban mínimo con el 50% de energías renovables y para 2016 ningún otro país alcanzó, salvo Tuvalu que se acercó con un 43% y es el país con el territorio más pequeño de la región, con sólo “26 kilómetros cuadrados” (Almanaque Mundial, 2013). El resto de los países, si bien es cierto que algunos duplicaron su producción (como Tonga y Vanuatu) o hasta la quintuplicaron (en el caso de las Islas Cook, que es dependencia neozelandesa) están muy por debajo de las metas fijadas para 2020.

Hay casos, como el de Tokelau, un territorio perteneciente a Nueva Zelandia, que desde 2012 “se convirtió en el primer país en generar el 100% de su electricidad con energía renovable” (La Vanguardia, 8 de noviembre de 2012; Párr. 1). Es decir, antes de la Iniciativa Regional, ya existían estos proyectos de política interna neozelandesa, tal como se describe al inicio, pero que difícilmente se ha podido replicar un caso de tal éxito con los mismos resultados en el resto de los países.

 

Conclusiones

Originalmente, este tipo de proyectos energéticos que hacía Nueva Zelandia, eran bilaterales, sin embargo es novedoso el enfoque que le ha dado, destacando el multilateralismo como una herramienta vigente y como estrategia para alcanzar de manera transversal y generalizada el desarrollo sostenible.

Dicha Iniciativa Regional precede al establecimiento de la Agenda 2030 y se observa que ya contemplaba en ella varios de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) e incluso, ambiciosamente, buscaba alcanzar el 100\% de energía limpia y asequible en el continente para 2020, es decir, 10 años antes de lo propuesto por Naciones Unidas.

Sin embargo, no deja de ser un programa creado en un foro cuyos objetivos centrales están muy vinculados con la inversión y Nueva Zelanda ve en la energía renovable, además de la sostenibilidad, una buena oportunidad de negocio, especialmente en países donde ni siquiera contaban con energía eléctrica propia para todos sus territorios.

Si bien los resultados de 2016 se ven muy alejados de las metas para 2020, se debe esperar el informe correspondiente y analizar si es que se da una renovación del programa para 2023 o 2024 y si se incluye explícitamente las metas de los ODS, para combinar rentabilidad y sostenibilidad, especialmente por tratarse de una de las regiones del mundo más vulnerables a los efectos del cambio climático.

 

Referencias

Almanaque Mundial. (2013). Tuvalu. (79). Ciudad de México: Editorial Televisa.

Barnett, J. (2001). Adapting to climate change in Pacific Island countries: the problem of uncertainty. World Development29(6), 977-993.

New Zealand Aid Programme Stategic Plan (2015). MFAT. Recuperado de: https://www.mfat.govt.nz/assets/Aid-Prog-docs/ASEAN/New-Zealand-Aid-Programme-Strategic-Plan-2015-19.pdf

Kelly, G. (2011). History and potential of renewable energy development in New Zealand. Renewable and Sustainable Energy Reviews15(5), 2501-2509.

Las islas Tokelau, primer territorio sólo con energía solar. (8 de noviembre de 2012). La Vanguardia. Sección Medio Ambiente. Recuperado de: http://www.lavanguardia.com/medio-ambiente/20121108/54354959216/islas-tokelau-energia-solar.html

Mapp, W. (Mayo 2014). The New Zealand Paradox. Centre for Strategic & International Studies. Washington, D.C.: Estados Unidos. Recuperado de: https://csis-prod.s3.amazonaws.com/s3fs-public/legacy_files/files/publication/140425_Mapp_NewZealandParadox_Web.pdf

Pacific Community. (2019). Climate Change and Environmental Sustainability. Recuperado de: https://www.spc.int/cces

Pacific Energy Country Profiles. (2016). New Zealand Ministry of Foreign Affairs & Trade.  https://www.mfat.govt.nz/assets/Aid-Prog-docs/Renewable-Energy/Country-Energy-Profiles-FINAL-web-version.pdf

Power, M. (2002). The regional scale of ocean governance regional cooperation in the Pacific Islands. Ocean & coastal management45(11-12), 873-884.

 

*Licenciado en relaciones internacionales por la Universidad del Valle de Atemajac. Consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Cooperación técnica y científica para El Salvador y Panamá, dentro de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) de 2016 a 2017. Miembro de New Zealand Studies Association (NZSA). Actualmente, estudiante de la Maestría en Relaciones Económicas Internacionales y Cooperación en la Universidad de Guadalajara.

https://www.ceibal.edu.uy/es/articulo/el-aporte-de-plan-ceibal-los-objetivos-de-desarrollo-sostenible